Estas son nuestras Leyendas del Coliseo

El único propósito de un gladiador es apaciguar al César y esperar vivir otro día. Matar a la bestia que le arroja la mazmorra y rezar a los dioses para que ablanden el corazón del emperador.
El sonido de las cadenas de metal contra la puerta es ensordecedor, pero los latidos de su propio corazón silencian todos los demás ruidos. El bum-bum sistólico, bum-bum, en lugar de la multitud hambrienta o los esclavos bulliciosos.
Ingrese a la arena sin saber si saldrá victorioso o quedará indefenso en el sucio suelo.
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